Sor Juana Guillén: Toda de Jesús
Juana Guillén
era hermosa, rica y virtuosa, lo que despertó el interés de los jóvenes de su
ciudad, recibiendo numerosas propuestas de matrimonio provenientes de familias
distinguidas. Tuvo que enfrentar una tenaz lucha con su madre, quien intentaba
influir en su voluntad mediante ricos atuendos y joyas, aunque ella siempre vestía
humildemente. En un acto de caridad, Juana accedió una vez a
vestirse lujosamente para contentar a su madre, pero esto solo sirvió para que su
corazón permaneciera más firme si cabe en su vocación religiosa. En sus propias
palabras:
“Todos los contentos del mundo, comparados con la inmensa dicha de ser esposa de Jesucristo, son menos que nada; y yo soy feliz consagrando al Divino Esposo mi virginidad”