Sor Juana Guillén: Primeros años de clausura

 

Desde sus primeros momentos como novicia agustina, Sor Juana Guillén destacó por su humildad, devoción y profundo amor al silencio y la oración. Fiel a las Reglas, llevó una vida de recogimiento, evitando cualquier distracción mundana. Hizo un voto de no hablar con nadie del exterior, solo rompiéndolo por obediencia. Al tomar sus votos definitivos el 18 de mayo de 1598, su fervor espiritual ya era evidente para todos los presentes, convirtiéndose en un ejemplo de virtud y santidad para sus hermanas en el convento.