El Don Profético de Sor Juana Guillén

Sor Juana Guillén tenía la capacidad de conocer los pensamientos y secretos de las almas, así como de predecir el futuro con precisión. Este carisma se manifestó en múltiples ocasiones dentro del monasterio, ayudando a las religiosas a superar crisis espirituales, fortalecer su vocación y descubrir la voluntad de Dios en sus vidas.

Entre sus revelaciones más impactantes estuvo la visión del ascenso al cielo de su madre. También predijo la vocación de varias monjas antes de que ellas mismas lo supieran y aseguró a otras que su ingreso al convento ocurriría en el momento adecuado. Además, descubrió pensamientos ocultos: las dudas de una novicia que temía profesar ante la negativa de su padre, el enfado de otra que planeaba venganza por una burla o los escrúpulos de una que evitaba comulgar por una falta menor.

Durante una oración, Sor Juana se acercó a una hermana y, con voz serena, le susurró un mensaje: “Se me manda que os diga que cuando penséis en el misterio de la cruz…”. En él, le hablaba de Cristo en la cruz como una vela encendida que se consumía por el fuego de su amor, y de su sangre cayendo sobre el alma como gotas de cera. La monja quedó atónita pues solo ella sabía en qué meditaba.

Además, en su diario espiritual dejó constancia de revelaciones que parecían anticipar acontecimientos futuros en familias nobles, concretamente el embarazo de una marquesa hasta entonces estéril. Su fama trascendió el convento y varios testigos aseguraron haber presenciado su don profético.

Cada una de estas manifestaciones tenía un propósito claro: edificar y fortalecer a quienes la rodeaban. Sor Juana Guillén usó su don con humildad y amor, discretamente, pero dejando una huella imborrable y testimonio de lo divino.