Huerta del convento de San Sebastián: lugar de enseñanza de Sor Juana Guillén
Fotografía de
la huerta del convento agustino de San Sebastián en Orihuela, donde la
Venerable Sor Juana Guillén vivió como religiosa y desarrolló gran parte de su
vida espiritual. A la izquierda de la imagen, junto a la alta palmera, se
distingue el mirto en el que se le apareció Jesucristo
cargado con la cruz.
Durante su
admirable labor como Maestra
de Novicias, Sor Juana Guillén solía valerse de elementos sencillos, como
los de la huerta, y acciones cotidianas para enseñar profundas lecciones
espirituales.
Mostrando una
flor, decía:
- “¿No veis qué
bien huele esta flor? Si a nuestro sentido huele tan bien esta florecilla, y la
vista es tan hermosa, pues ¿Cuánto más hermosas y olorosas serán las virtudes a
Dios? Seamos, hermanas, de buen olor a Dios: procuremos las virtudes para
parecer bien a los divinos ojos.”
Al contemplar
las hojas mecidas por el viento, comentaba:
- “¿No veis
con qué alegría alaban estas hojas a quien las crió? Pues nosotras alabemos
alegremente al Señor que nos crió, pues las plantas se muestran alegres; y a
nosotros nos crió a su imagen y semejanza.”
Sor Juana Guillén nos enseña que Dios está presente en lo sencillo y en lo cotidiano, y que cualquier obra y momento es una oportunidad para honrar y amar al Señor.
